ADVERTENCIA: Este cap contiene lemmon. Bueno... en realidad casi todo el es lemmon en estado puro, así que absténganse de leer si no les gusta o son demasiado jóvenes para este tipo de lectura o sus mentalidades no es lo suficientemente abierta... No pasa nada si pasan directas al siguiente. Creo que mi narración lo permite perfectamente.
NOCHE DE LUNA BLANCA Y DORADA MIEL
JAKE POV
Estaba nervioso. Tanto como si fuese mi primera vez. De echo..., en ciertos aspectos lo era. Sería la primera desde mi transformación. No es que no hubiese estado tonteando con ninguna chica siendo licántropo... –muy al principio hubo un par– pero con ninguna había ido tan lejos.
El nerviosismo y la inseguridad me llevaron a formular un deseo descabellado: Durante una décima de segundo deseé con todas mis fuerzas no haber sido el primer hombre para Ness... Siguiendo una lógica absurda, pensé que así ella sabría si algo iba mal o no, pues yo temía ejercer demasiada fuerza y lastimarla. ¿Acaso no se había quejado en más de una ocasión de que no la dejaba respirar con mi efusivo abrazo?
Acto seguido me habría golpeado a mí mismo. Por supuesto que me complacía que fuese virgen. Y no por el tonto orgullo del estreno. Romper aquella membrana significaba tanto para mí como abrir un brick de zumo, por ejemplo. O sea, nada. Lo que verdaderamente me colmaba de dicha, era el enorme privilegio de ser su primer amor en todos los sentidos, y compartir así con ella todas sus primeras experiencias...
El primer beso... la primera caricia... Esos ya eran míos. A partir de esta noche mi mente también atesoraría todas las demás: El sonrojo al mostrar su cuerpo totalmente desnudo a su primer amante..., sus gemidos en respuesta a las caricias más intimas y perversas..., el despertar de su deseo y la posterior liberación de su lado salvaje... y por último su glorioso primer orgasmo.
Nessie y yo nos habíamos estado reservando. No porque ella creyese en eso de llegar virgen al matrimonio, ni nada parecido. En realidad tenía más que ver con mi necesidad de salvaguardar nuestra intimidad de la red telepática de la manada. Eso era lo que me ayudaba a no perder el control cada vez que le ponía las manos encima, limitando mis caricias con el freno de mantenerla decorosamente vestida. ¡Uf! Algo realmente torturante, supongo que para los dos.
Odiaba tener que separarnos bruscamente cada vez que fallaba mi autocontrol y nos pasábamos de la raya..., y pedirle que recompusiese su ropa sin atreverme a mirarla ... Odiaba mi debilidad al no poder evitar evocar de cuando en cuando alguno de esos momentos estando en mi forma lobuna..., especialmente durante las largas y tediosas rondas de rutina...
Incluso contando con el firme respeto de mis hermanos –que evitaban "mirar" esa parte de mis pensamientos en cuanto detectaban hacía donde iban dirigidos– me resultaba tremendamente violento.
Pero esta noche era diferente. Era nuestra "gran noche", y por consiguiente todo estaba permitido... Además, Sam me había ordenado no entrar en fase durante un mes a partir de hoy.
Una oleada de gratitud y apreció recorrió mi ser al recordarlo. Sam había tomado la misma precaución para sí mismo el año pasado, cuando al fin él y Emily se decidieron a dar el "gran paso". Claro que en su caso era un poquito tarde... al menos en lo que a mí concierne.
A consecuencia de la imagen que inundó mi sesera, las comisuras de mi boca se curvaron hacía arriba sin permiso previo, y mis mejillas se colorearon intensamente.
« Apenas llevaba una semana en la manada, razón por la que Sam no solía despegarse de mi lado. –Ese era el procedimiento habitual con todos los novatos, aunque con unos fuese más necesario que con otros.– Nos encontrábamos los dos solos, patrullando por los límites de la reserva. Una simple vuelta de reconocimiento como tantas otras.
Su mente no era más que una sucesión borrosa de árboles desapareciendo velozmente por sus flancos, hasta que ¡Paf! De golpe y porrazo me encontré contemplando desde abajo a una sudorosa Emily, gimiendo su nombre como una posesa mientras "literalmente" le cabalgaba.
Mis articulaciones se bloquearon y caí de bruces.
La imagen se disolvió con la misma rapidez que apareció. Y yo... bueno, yo estaba abochornado y no sabía dónde meterme. Me sentía un sucio mirón y temía el enfado de Sam, como si fuese culpa mía y no suya el que yo hubiese "contemplado" aquello.
Por suerte, él también estaba avergonzado y... digamos que se limitó a pedirme perdón y mantener una considerable distancia entre ambos durante el resto del día.»
Ahí fue cuando me di verdadera cuenta de que mi nueva condición implicaba no volver a tener privacidad nunca más.
Suspiré. Ness llevaba más de media hora encerrada en el cuarto de baño.
En mi cabeza podía recrear perfectamente la escena que se estaba desarrollando detrás de aquella puerta: Mi niña se encontraba frente al espejo, atenazada por la vergüenza y la inseguridad, mirando su cuerpo a través de una de esas cosas minúsculas y transparentes... preguntándose si me gustará lo que ella ve –puse los ojos en blanco– O puede que añorando un pijama... O quizá...
No quería apresurarla pero, lo cierto es que estaba empezando a preocuparme. ¿Y si lo que la retenía allí dentro en verdad era miedo? ¿Un miedo atroz a entregárseme?
- Ness... ¿todo bien? –Inquirí tratando de que mi voz no delatara mi preocupación.
NESSIE POV
A pesar de la gruesa puesta, su voz llegó a mi alta y clara haciéndome volver a la realidad con un respingo.
- Sí –Mentí. Ocultando el nudo de mi garganta empleando un monosílabo.
Las manos me temblaban y el corazón estaba a punto de salírseme por la boca... y, siendo sincera, si no fuese Jake quien me esperaba, ahora mismo estaría comprobando si podría pasar mi cuerpo por la minúscula ventana que se reflejaba por encima de mi hombro.
- Venga Ness, no te puedes permitir un ataque de nervios ahora –susurré por lo bajinis a la imagen del espejo, mirándome directamente a mí misma a los ojos.
Tome varias inhalaciones, maldiciéndome por haber dejado que tía Alice me hiciese la maleta. Me sentía tan desnuda con todo lo que me había probado... Eso lo hacía aún peor.
Además, se supone que estas prendas deberían hacerme sentir sexy ¿no? Pues bien, al menos esperaba que Jake no me viese tan ridícula como lo hacía yo.
« No seas cobarde –me increpé.– No puedes quedarte aquí eternamente. Has deseado muchas veces que llegase este momento ¿no? –Me recordé obligándome a soltar el borde del lavabo y encaminar mis pasos hacía la puerta.– Pues bien, es la hora. »
- Nessie, me estas asustando. Te doy cinco minutos para salir an...
Su primera frase coincidió con mi mano girando la manilla, y el comienzo de la segunda con cuando tiré de ella y avancé un paso fuera del cuarto de baño.
- ..tes de echar la puerta abajo. –Remató la frase con un tono considerablemente más bajo y en plan autómata.
Sus ojos hambrientos recorrieron mi cuerpo haciéndome sentir caperucita "extra"roja, –una alegoría muy apropiada no sólo por el feroz animalito y el color de la minúscula y etérea negligé con braguitas a juego que finalmente había escogido–pues aunque todo mi cuerpo ardió espontáneamente –como acariciado por dedos invisibles y lujuriosos– todavía podía identificar el calor propio del furioso sonrojo, campando a sus anchas por mis mejillas.
Por si eso fuese poco, mi hermoso, moreno y prácticamente desnudo Dios griego particular trago ostensiblemente en seco –todo un cumplido–. Incorporándose acto seguido de la cama para acudir a mi encuentro con la más hermosa y dulce de las sonrisas adornando sus bellas facciones varoniles.
- Estas preciosa, cariño –musitó besando mis manos. –Pero no tenemos que hacerlo, niesta noche ni ninguna otra, si no te sientes preparada, ¿vale? –añadió levantando mi barbilla con dos dedos para mirarme a los ojos, tomando luego mi cara entre sus manos.
La infinita ternura y capacidad de sacrificio que encerraban sus palabras..., la absoluta sinceridad y devoción que leía en el fondo de sus ojos..., terminaron de esfumar mis miedos e inseguridades, y yo misma dejé caer al suelo la vaporosa negligé, escapando de entre sus manos para atrapar sus labios.
Fue toda la respuesta que Jake necesitó.
Respondiendo a mi beso con fiera necesidad, nos giro conduciéndonos con urgencia hasta el mismísimo borde de la cama, a la que me empujó con suavidad en cuanto nos concedimos el ineludible descanso para tomar aliento.
Me deslicé de espaldas por ella, buscando ponerme más cómoda y... ¿por qué no?, descansar la cabeza sobre la almohada. Mientras tanto, mis curiosos ojos no perdían detalle del espectáculo que me ofrecía, deshaciéndose deliberadamente despacio del diminuto y ajustado tanga negro, adornado con una inscripción bordada en rojo chillón que rezaba: Propiedad de Ness –sin duda un de esos regalitos que los chicos entregan en las despedidas de soltero.– No estoy segura del todo, pero creo que en cuanto la tela dejó libre cierta parte de su anatomía, y antes de morderlos, me lamí los labios.
- Deja de morderte el labio o te harás sangre –susurró sensualmente, lanzando la prenda por encima del hombro y subiéndose a la cama.– Estas se...
Coloqué un dedo sobre sus labios, imponiéndole guardar silencio.
- Ajá. Sé que me dolerá un poquito, y créeme, estoy preparada para ello. Jake, te prometo que no me voy a romper ¿vale? –le tranquilicé invirtiendo los papeles.– Al menos no más de lo necesario. –Puntualicé.
Puso cara de pocos amigos.
- Lo sé. Perdona. Eso no a tenido ninguna gracia. –Me apresuré a disculparme haciendo un puchero.
Yo pretendía que fuese un gesto inocente que disipase su enfado... Tal vez incluso que le hiciese reír. Pero, por la ardiente pasión que volvieron a reflejar de inmediato sus ojos, quedó claro que él lo calificaría de un modo muy diferente. Bueno... por eso y por lo que hizo a continuación.
- Vale. Olvídalo. Sólo quería asegurarme –masculló todavía bajo mi dedo, una décima de segundo antes de lamerlo y atraparlo entre los dientes.
Su acción, además de inesperada, me resultó tremendamente excitante... e instructiva: Los preliminares habían comenzado. Y eso quería decir que pronto dejaría de estar arrodillado a mi lado.
JAKE POV
Dejé que retirase el dedo de mi boca, chupeteándolo sugerentemente en el proceso, y me puse en movimiento. Puesto que yo lo deseba y ella también, no había ninguna razón para que no nos complaciese a ambos ¿no?
Jadeó cuando me eché sobre ella. Y volvió a hacerlo cuando me las apañé para deslizarme entre sus piernas, oprimiendo mi erección contra el centro de sus braguitas. Pero no le di esa opción cuando, deshaciendo los minúsculos lacitos que las mantenían cerradas por las caderas, las retire de un tirón.
Mejor dicho, mi ansiosa boca se bebió aquel gemido.
Y mientras nos permitía respirar de nuevo... Mi "intrépido espeleólogo" inició su particular expedición..., tanteando enseguida la elástica barrera...
...Aumenté un poco la presión, y esta cedió con facilidad produciendo la pequeña hemorragia que cabía esperar. Apenas unas gotas a juzgar por el tenue aroma que llegaba a mis predispuestas fosas nasales. Nada por lo que preocuparse..., si no fuese porque se envaró y sus dientes atraparon los carnosos labios reprimiendo un quejido que de otro modo –estaba seguro– habría sonado bastante alto.
Alarmado, me detuve en seco.
- ¿Te hice daño?
- No. Es sólo que... –cayó indecisa.
Por supuesto, yo sabía que mentía. –Era virgen a fin de cuentas, y por lo tanto era imposible que no sufriese algún tipo de dolor por mucho que tratase de evitárselo.– Sin embargo su voz no dejaba traslucir demasiado sufrimiento, así que deje pasar por alto ese detalle exigiendo a cambio conocer el resto de la frase.
- ¿Qué?
Se mordió de nuevo los labios, esta vez avergonzada.
- Eres más duro y caliente de lo que esperaba. –Confesó al fin.
No supe que responder... ni ya puestos que hacer. Simplemente me quedé ahí; sosteniéndome con músculos temblorosos sobre su cuerpo para no aplastarla con mi peso muerto.
- Jake, enserio, todo va bien. –Susurró tomando mi cara entre sus manos y mirándome directamente a los ojos. –Mejor que bien– puntualizó mientras acortaba la distancia de nuestros labios hasta fusionarlos.
Respondí al beso con calmada dulzura. Y del mismo modo terminé de introducirme en ella; disfrutando la calidez y humedad de las paredes que me abrazaban milímetro a milímetro.
- ¡Oh! ¡Hmm! Tú también eres más estrecha de lo que creía. –Gemí contra sus labios– Y me encanta –me apresuré a añadir al ver el brillo de la preocupación en el fondo de sus achocolatadas pupilas.
Y era verdad. Resultaba muy placentero sentirse tan constreñido. Experimentar la enorme fricción que suponía volver a abrirme paso tras cada retirada...
Enterré el rostro contra su cuello, aspirando su aroma embriagador, mientras mis caderas proseguían con su sencilla danza –hacía delante y hacía atrás–. Y aunque al principio cuidé de que los movimientos fuesen pausados y suaves... enseguida me dejé llevar, intensificando el ritmo y la intensidad, animado por los entusiastas grititos que escapaban de su boca en ráfagas rítmicas y sus caricias cada vez más osadas, hasta convertirlos en hipnóticos y casi, casi salvajes.
No recordaba que fuese tan «bueno»... o quizá es qué nunca antes lo había sido... En cualquier caso no perdí del todo la perspectiva, y firme a mi propósito presté atención preferente a obtener e intensificar su placer; deslizando mi boca hasta sus pechos.
Mi jadeante amor –que profería gemidos de bienvenida a cada nueva estocada– siseó de gozo cuando pasé la lengua por las puntas de ambos pezones.
Satisfecho con el resultado, –y sin dejar de moverme en su interior– dejé uno al cuidado de los dedos de mi mano derecha mientras chupaba y soplaba alternativamente el otro; comprobando así si era físicamente posible endurecerlos todavía más.
El aumento de las palpitaciones de su bajo vientre, y su manifiesta incapacidad para articular mi nombre correctamente, me indicaron que su clímax se aproximaba a pasos agigantados. –Eso reclamó toda mi atención apartándome momentáneamente de mi travieso juegecito.– A partir de entonces solamente pensé en la cosa menos erótica posible –un perro aplastado sobre el asfalto de la carretera... cortarle las uñas de los pies a Billy...– mientras la ayudaba a llegar hurgando entre sus pliegues y trazando vertiginosos círculos sobre su hinchado clítoris.
Pero definitivamente nunca había sido «tan» bueno.
Nunca antes me había costado tanto retrasar mi propio orgasmo, ignorando el mandato exigente de su vagina contrayéndose alrededor de mi miembro, y la posterior invitación –algo más sosegada– de la tibia y creciente marea que los bañaba.
Claro que, tampoco antes había hecho realmente el amor... Ahora percibía la sutil, aunque importantísima diferencia entre lo que estábamos experimentando juntosy practicar sexo con alguien de tu agrado.
- No puedes hacerte idea de cuanto te amo –murmuré contra su garganta. Y dispuesto a demostrárselo la abracé con fuerza para evitar salirme de su interior al arrastrarla conmigo.
Ella emitió un pequeño gritito de sorpresa, quedando cómodamente asentada sobre mis muslos... sus cremosas piernas a cada lado de mis caderas...
... Sin dilación alguna dirigí las manos a su cintura y le marqué el ritmo urgente que debía seguir, obteniendo inmediatamente el mejor de los pagos.
- ¡Sí, oh, Jake, sí! –Gritó echándose hacía atrás dándome un inmejorable acceso a sus pechos. Que por supuesto aproveché.
Presa del intenso placer, enterró sus uñas en mi espalda y me nombro su dueño y señor; pero eso no era suficiente para mí. Era su primera vez y yo quería llevarla más allá..., subirla al mismísimo cielo. Quería hacerla disfrutar tantas veces y en tantas posturas como me fuese posible antes de regarla con mi semen y quedar exhausto... Quería colmarla de todo tipo de placeres para que su mente fuese incapaz de conservar el doloroso instante de la rotura del himen... Que se negase a aceptarlo como parte de esta sublime noche... Así que la alcé del todo y, ya libre, me escabullí de debajo de su tembloroso cuerpo.
Situándome detrás suyo la empujé con suavidad, logrando que quedase a cuatro patas y totalmente expuesta a mi vista.
- Jake. –Gimoteo cuando sucumbí al impulso de cubrir su palpitante sexo con la palma de la mano.– Por favor. –Suplicó temblando de pies a cabeza cuando al iniciar el perezoso recorrido hacía su interior, acaricié su hinchado clítoris con la yema del índice.
- Shh. Déjate llevar, Ness– susurré inclinándome para penetrarla también con la lengua haciendo que se contorsionase de un modo muy erótico.
Los murmullos de placer que escapaban de su garganta me volvían loco y estaba absolutamente seguro de que jamás me saciaría de sus jugos..., pero sus espasmos eran cada vez más continuos y mi erección insoportablemente dolorosa... así que moví el dedo y la lengua más deprisa, hundiéndolos mucho más profundamente mientras los giraba y giraba –una... dos... tres.. cuatro veces– y luego los reemplacé por mi pene, aferrándome a sus caderas para sostenernos a ambos.
El cabecero de la cama golpeaba con fuerza contra la pared... –sospecho que en realidad toda la cama protestaba ante mi impetuosa fogosidad, sólo que yo no era demasiado consciente en este momento– sin embargo, lejos de molestarme, eso me excitó aún más. Y en un momento dado mis manos comenzaron a tirar de sus caderas en la dirección contraria en la que impelía a las mías, alcanzando una penetración más profunda y placentera para ambos a juzgar por la intensidad de sus quejumbrosos gemidos... –sincronizados a la perfección con el cadencioso entrechocar de nuestros cuerpos– las frases de amor... de gratitud... incluso de suplica para que no me detuviese... –Todas ellas mezcladas y medio incoherentes.– Pero sobre todo porque no tardé en notar la inminente llegada de su segundo orgasmo. En última instancia, el autentico responsable de que ya no aguantase más y la acompañase al fin en su visita al paraíso.
El amanecer me sorprendió todavía despierto.
Temía cerrar los ojos y comprobar al volver a abrirlos que nada había sido real... Que ella no estuviese entre mis brazos... Que la nube cobriza de su sedosa cabellera rizada no cubriese mi pecho...
Era una tontería, lo sé. Y no obstante cedí ante la necesidad de velarla hasta que la bañase la luz del día.
Saludé con un suspiro satisfecho al primer tímido rayo de sol que entro por la ventana y dibujó en su espalda. Mi amor aún dormía placidamente –su respiración lenta y acompasada así lo indicaba– acurrucada sobre mí. Mis brazos rodeaban su cintura y sus hombros respectivamente. –Dos trazos de canela sobre un dulce de crema.– Y una de mis piernas había terminado colándose entra las suyas... o quizá fuese al revés: una suya entre las mías...
... Qué más deba eso...
- Buenos días, vida mía –susurré cuando Nessie se removió en las lindes de la consciencia, causando un involuntario rocé en salva sea la parte.
... ni tampoco atormentar a mis hermanos al día siguiente de mil noches como aquella...
- Buenos días, amor mío –murmuró aún adormilada, aunque volviendo a restregarse premeditadamente.
... si es que conseguimos aguantar hasta la noche, claro. Un movimiento más como ese y juro por lo más sagrado que hoy no sería el caso.
- ¡Nessie!... No me provoques. –advertí severamente.– No enciendas un fuego en el que no estés dispuesta a arder.
- ¿Y quién dice que no lo estoy? –musitó estirándose en busca de mis labios asegurándose de provocar un nuevo toque.
- Tú lo has querido –Gruñí. Girándonos y aprisionándola debajo.
N/A:Dedicado a todas las amantes del lemmon. Comenten por favor! ¡Uf! Es la primera vez que escribo una escena lemmon de un tirón... Es algo que al ser tímida me cuesta mucho de escribir. Mony que tal si le sigues rezando al santito (guiño) jajaja No me vendría mal para el resto de historias.
Con esto llegaríamos al final y solamente faltaría el epílogo... si no fuese porque tengo una sorpresita para vosotros. Un nuevo capítulo surgido gracias a un comentario constructivo de alguien muy especial. El próximo lunes lo tendréis. Se llama "Planes de futuro".
1 comentario:
Mejor imposible!!!
Quiero ser Nessie... (puchero tipo Alice).
Muchas felicidades
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