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Las Incondicionales

domingo, 20 de junio de 2010

Capítulo 16 Frio Hielo

Ok, nuevo capi!!
Espero les guste... este es mas corto de lo normal pero les aseguro vendran partes interesantes :D
Gracias por el apoyo del OS que hice para el contest de Mixx y las que aun no lo leen espero me cuenten que les parecio!
No las entretengo mas
Disfruten!



Capítulo 15 Frio Hielo

—¿Todavía está fría?

Edward siguió la mirada de Jasper que se posaba en Bella, la mujer fría como hielo estaba sentada en el porche, fingíendo leer el periódico como hacía cada vez que Edward salía a regar las plantas.

¿Fría como el hielo? Esas palabras le provocaron un estremecimiento en la columna vertebral y en los hombros. La definición fría como el hielo subestimaba la realidad. Habían transcurrido cinco días desde la velada de lucha, cinco días desde que se había escabullido para hablar con Seth. Y en esos cinco días, Bella había cumplido su promesa. No lo había dejado ni a sol ni a sombra.

Cuando salía a chapucear con las flores, ella salía con él. Cuando se quedaba dentro para ver algún estúpido programa, insípido y aburrido, en la televisión, ella se sentaba a su lado en el sofá. Hacía un par de días, él olvidó las cosas del afeitado al ir a ducharse y, cuando salió del baño para ir a buscarlas, la encontró sentada en el suelo junto a la puerta.

Cuando le dijo que le atraía la idea de que lo esposase a la cama, lo había dicho en broma. Pero no podia negar que aquella idea entraba entre sus fantasias con la furiosa agente del FBI. Y es que estaba tan contento y agradecido de ver a Seth y poner en marcha su plan para salvar a Black que llegaba a sertir aturdimiento de alegría, resultándole difícil mantener en secreto su felicidad. Aunque descubrió que habría sido mejor mantenerlo en secreto ya que al momento de responder aquella idea de las esposas solo consiguió que Bella se le crispara el rostro de decepcion y rabia. El habia empeorado las cosas.

Y así había sido.

En esos momentos, Bella no sólo lo vigilaba las veinticuatro horas del día sino que, además, estaba muy enfadada. Si el iceberg que hundió el Titanic podía clasificarse como de grado «uno», la rabia que sintió ella al verlo salir del auditorio podía muy bien alcanzar el «diez», pero en el momento en que le respondió con aquel comentario sobre las esposas, su rabia se había disparado y había roto el medidor. Desde ese momento siquiera le había dirigido la palabra.

Edward solo hizo un gesto con un temblor frotándose los brazos con las manos haciendo reir a Jasper.

-Diablos Jasper, esa mujer tiene memoria de elefante —le dijo a su vecino y aunque sabía que Bella estaba lejos hablo en voz baja.

—Todas la tienen, Emmett —asintió Jasper—. No te extrañe que siga recordándolo el día en que celebréis las bodas de plata; aunque tal vez finja que lo ha olvidado. Siempre recurren a esa historia de perdonar u olvidar, pero según se adapte a sus necesidades. Entonces, cuando llegue el momento oportuno, zas, volverá a recordarla y serás hombre muerto antes de saber siquiera qué está pasando.

El móvil de Bella comenzó a sonar e los dos hombres vieron como ella se levantaba y entraba a la casa con el celular en su oreja. Eso significaba una cosa, Charlie llamaba desde el FBI. Solo esperaba que ella no saliera perjudicada si el Detective Swan se habia enterado de lo que paso aquel dia.

Jasper aprovechó la interrupción para cambiar de tema y se volvió de espaldas a la casa

—¿Y qué vas a hacer? —preguntó el rubio

—¿Hacer?

En los días transcurridos desde el inicio de aquella monumental guerra fría, Edward se había empeñado en enfrentar el enfado de Bella con su propio enfado. Se había mantenido distante para demostrarle que no le importaba cómo ella se comportase. Había sido petulante, lo admitía, lo había sido muchas veces porque todavía se enorgullecía de haberse puesto en contacto con Seth sin que ella pudiese evitarlo pero, en realidad, no había hecho nada para que la escarcha que empañaba su relación se derritiese. No sabía qué hacer. Se encogió de hombros porque no sabía qué decir. Jasper lo entendío de inmediato.

—Te daré mi opinión. —dijo el vecino mirando de reojo cuando Bella saliera por la puerta-. Creo que ha llegado el momento de que investigues un poco en tu alma, Emm. Puedes dedicar los mejores años de tu vida a intentar descifrar los pensamientos de Rose o puedes tomar el control de la situación.

—¿Cómo? —La pregunta sonó idiota incluso a los propios oídos de Edward…siempre se habia considerado un líder y no un seguidor. Era de los que tomaba decisiones rapidas y actuaba.Hasta ahora. —¿Alguna sugerencia? —Edward hundió los hombros y miró a Jasper espectante.

—Ahora me entiendes verdad?—respondió éste, dándole una palmada en la espalda—. Según mi opinión, Emmett, tienes que tomar una dosis de tu propia medicina, ya sabes, poner en marcha un poco de ese romanticismo tuyo, igual que me enseñaste a hacerlo a mí.

—¿Con ella? —Edward se volvió un momento y vio que Bella que a pesar de estar hablando por teléfono no le quitaba los ojos de encima por la ventana.. su fría mirada lo hizo estremecer—. ¿Y qué tengo que hacer? —preguntó, dirigiéndose al vecino.

—Escucharte a ti mismo —soltó Jasper—. Te pareces a mí hace un par de meses.

Estaba en lo cierto. Edward cerró los ojos esperando descubrir, al abrirlos de nuevo, que todo había sido una pesadilla, pero no tuvo esa suerte. Al abrirlos, vio a Jasper con una sonrisa de oreja a oreja.

—Lo que quieres decirme... —Por primera vez Edward se andaba con rodeos. Y es que no entendía como habia llegado a quedar en aquella situación.—. ¿Lo que quieres decirme es que debería tomar clases de romanticismo? ¿Yo?

—Lo has pillado, amigo. —A su vecino se le ensanchó aún más la sonrisa—. Eres muy bueno dando instrucciones, pero ha llegado el momento de que empieces a hacer caso de tus propios consejos.

—¿Lecciones de romanticismo? — se preguntó Edward con un gruñido. Rezaba para que los paparazzi nunca se enterasen de aquello. Rezaba para no ser nunca víctima de portadas con titulares como «Cullen en el dique seco» o «Romeo necesita un remedio para recuperar el romanticismo». Miró a Jasper—. ¿De quién? ¿De ti?

—¡Pues claro! —rió el rubio—. Si quieres que te diga la verdad, me he convertido en todo un donjuán, al menos en lo que a Alice se refiere. La estoy haciendo feliz. —Guiñó un ojo y le pegó un codazo en las costillas—. No entiendo por qué a ti no debería de funcionarte también.

Edward sabía que había cientos de razones por las cuales no le funcionaría, pero no se molestó en enumerarlas.

—Tienes que cortejar a la chica, como hacías cuando la conociste. ¿La cortejaste, verdad, la primera vez? —Jasper lo dio por supuesto y no esperó respuesta—. Lo primero que tendrías que hacer es invitarla a salir.

—¡Oh, no! —exclamó, apartándose un paso del vecino para distanciarse también de la idea—. La última vez que me lo dijiste, acabé comiendo cerdo y chucrut. —Fue presa de una oleada de terror tan sólo con pensar en ello—. No —dijo con el mismo tono decidido que utilizaba en los consejos de administración—. Eso no voy a repetirlo.

—Yo no digo que lo repitas. —A Jasper aquel debate le estaba resultando insoportable: necesitaba apagar su sed. Llamó a Alice y cuando ésta asomó la cabeza, le pidió que le trajera cerveza—. Y dos camisetas azules de Carlisle y Esme —añadió.

Alice lo hizo asi, y después de unos minutos los hombres ya tenían una cerveza en la mano y Jasper dos camisetas azules. Edward ni siquiera se a animado a preguntar que era lo que Jasper tramaba.

—Entonces, como iba diciendo... —Jasper bebió un largo trago e instó a Edward a hacer lo mismo. Al recordar el amargo y metálico sabor de la cerveza favorita de su vecino, dudó unos instantes, pero luego decidió beber. El vecino esperó a que diese el primer trago antes de atacar de nuevo—. Pues como iba diciendo, no estamos hablando de una cena de cerdo con chucrut ni de una salida al bingo. A mí tampoco me gusta el bingo, caramba. Es un juego para niñas o para afeminados. De lo que hablo ahora es de un auténtico pasatiempo para hombres.

—¿El polo?

—He dicho un juego de hombres —rió Jasper—, no lo que hacen esos niños ricos los fines de semana. Además, el polo no es romántico y recuerda que nuestro objetivo es el romanticismo. Tendrías que llevarla a un sitio tranquilo, donde pudieseis abrazaros. Una cena, un par de copas. Os divertiréis tanto que, al final de la velada, ella estará de muy buen humor. Con eso conseguirás derretirla un poco. Lo que tienes que recordar es que debes actuar como el tipo más romántico del mundo.

Edward decidió callar. Decidió que era mejor no hacer preguntas cuyas respuestas no quería conocer, pero en aquella situación había algo tan macabro que no pudo evitarlo.

—¿Y el pasatiempo sería...?

Jasper arqueó las cejas y sus ojos brillaron. Dejó la lata de cerveza en la acera y, como un mago que pretende sacar un conejo de su chistera, alzó las camisetas en el aire.

Edward lo comprendió todo de inmediato. Miró las dos idénticas camisetas, de color azul pálido, con una hilera de botones azul marino en la parte delantera y ribetes azul marino alrededor del cuello y de las mangas. Observó los dos nombres bordados en la parte del corazón. Uno ponía «Esme» y el otro «Carlisle». Cuando Jasper volvió las camisetas para que viera la espalda, contuvo el aliento, horrorizado. ¡Eran de una bolera!

—¡Oh, no! —A esas alturas, Edward creía saber cómo impedir que el elemento sorpresa le hiciese enmudecer. Se había dejado llevar por un lenguaje plagado de equívocos y eso le había llevado al infierno del bingo. En esta ocasión, estaba dispuesto a no ceder ni un ápice—. Imposible.

Jasper no se dejaba desanimar con facilidad. Dio la vuelta a las camisetas, como si mostrándolas en todo su acrílico esplendor, Edward fuese a cambiar de idea.

—Venga, Emmett, piénsalo bien. Con eso tendrás la oportunidad de mostrarle de qué estas hecho, podrás flexionar los músculos delante de la señorita, exhibirte un poco, reír. Cuando lleguéis a casa... Como si la temperatura hubiese subido varios grados en un segundo, se pasó una mano por la cara—. Cuando lleguéis a casa estará dispuesta a todo.

Edward no recordaba cuándo había sido la última vez que se había equivocado en algo. Su infalible sexto sentido, que le dictaba siempre qué hacer y dónde, lo había llevado al éxito en el que vivía. Lo mismo ocurría con su instinto de supervivencia, tan afilado como un cuchillo. Sin embargo, por más que detestase admitirlo, sabía que con Bella se había equivocado desde el primer día. De otro modo, no dormiría solo todas las noches. Y ella no se habría convertido en la Reina del Hielo.

¿Podía haber algo de verdad en la teoría de su vecino?

—No. —Edward sacudió la cabeza, apartando esa idea de su mente antes de que pudiese arraigar en ella—. Los bolos no son románticos —le dijo a su vecino y a sí mismo.

—Pues claro que lo son. —Jasper señaló las camisetas—. ¿Dónde crees que están Esme y Carlisle, ya que no pueden ir a la bolera esta noche? Se conocieron allí hace dos meses. Ella, una maestra de cierta edad, y él, un soltero de toda la vida. Desde el principio, no pudieron quitarse las manos de encima. Y ahora están en las Bahamas, y no jugando a bolos precisamente, te lo aseguro.

—¿En una bolera?—Edward miró las camisetas y tuvo que admitir que a Bella ese azul celeste le quedaría muy bien, resaltaría el color de sus ojos. Y esos pequeños botones...

Se permitió por unos momentos vagar en su mente y se imagino desbrochando esos botones, uno a uno. Empezaría por el de arriba y cuando cada botón saliera de su ojal, besaría el trocito de blanca piel de Bella que fuese quedando al descubierto. Entonces, cuando los hubiese desabrochado todos...

Edward miró a Bella y tragó saliva. Ya no hablaba por teléfono, y sus ojos eran de cualquier color menos celeste. Se veían tan duros y transparentes como el diamante. ¿Cómo la había llamado Jasper? ¿La reina del hielo?¿o habia sido el?

—Eso no te perjudicará en nada. —Jasper se acercó a él—. Sobre todo si haces lo mismo que yo. Fíjate en mí y haz lo que yo haga. Unos cuantos consejos y, en un abrir y cerrar de ojos, te habrás convertido en un auténtico Romeo. — movió la cabeza en dirección al porche y dijo—: Ahora ve con ella, y no olvides que de lo que se trata es de volvértela a ligar.

Antes de poder convencerse de lo absurdo que era todo aquello, Edward bebió otro trago de cerveza y se la ofreció a Jasper a cambio de las camisetas de la bolera. Luego, se dirigió hacia las escaleras del porche donde Bella estaba sentada. Pero antes que el pudiera decir algo ella solto en un frio susurro

—Era Charlie el que llamaba.-Hacía tanto tiempo que no le decía una frase entera, que el sonido de su voz lo dejó petrificado. Hizo una pausa al pie de la escalera y la miró. Desde aquella corta distancia no parecía más cordial de lo que lo había estado desde la noche de la lucha libre, pero notó que en sus ojos había algo que iba más allá del enfado. Parecía aferrarse con fuerza a alguna emoción y su voz sonaba perfectamente controlada, como si se negara a permitir que sus sentimientos, o lo que fuere, se inmiscuyesen en sus deberes profesionales.—Te alegrará saber que la fecha del juicio se ha fijado para el mes que viene. —Dobló las manos en las rodillas y Edward se preguntó si la noticia la aliviaba tanto como a él. ¡Un mes más! Un mes más antes de poder volver a la vida que Bella y el FBI le habían arrebatado. Un mes más y lo celebraría con caviar y champán. Un mes más y volvería a hacer diez largos de piscina cada mañana, sólo para recuperar el tiempo perdido. Un mes más y... Una sonrisa quebró su expresión. Tuvo la tentación de levantar el puño en el aire en señal de victoria, pero se controló justo a tiempo.

Miró a su alrededor. Las flores que había plantado no se veían tan lozanas como las del jardín de Alice. Pero seguían creciendo, y el verano todavía duraría, incluso allí, en Forks, donde le habían contado que las heladas llegaban temprano y las flores anuales no vivían más allá de mediado octubre. Si volvía a Nueva York, no vería la floración. No vería si las macetas que había colocado en las ventanas del coche desguazado llegaban a dar las flores que él había imaginado.

¿Un mes más?

Edward miró las camisetas de la bolera que llevaba en la mano y después miró a Bella. Un mes más y no tendría la oportunidad de compensarla por todo lo mal que se lo había hecho pasar. Merecía algo por el agravio, por la escapada al supermercado, por la desaparición en el auditorio. No podía prometerle ninguna diversión. ¿Cómo iba a divertirse en la bolera? Pero el romanticismo...

El romanticismo, en cambio, era otra cosa. Era algo que sí podía garantizarle.

—Mira, estaba pensando... —Edward soltó el aire que le presionaba en los pulmones y dijo—: Jasper y Alice tienen unas ganas locas de... —Había equivocado el enfoque y lo intentó de nuevo—. Como seguro que no has pensado en otra cosa que seguirme toda la noche, he pensado que...

Otra errada incursión en el mundo del romanticismo. Edward se pasó una mano por el cabello e intentó recordar cómo se hacía eso de ligar. En su vida normal, lo de ligar le salía solo. Nunca tema que buscar las palabras necesarias para romper el hielo. Nunca se sentía estúpido ni avergonzado. Nunca había tenido que abrirse paso a hachazos a través de un impenetrable bosque de palabras a fin de pedirle a una mujer que saliese con él, porque en el momento en que prestaba la más mínima atención a una mujer, ella sabía exactamente lo que él quería y estaba más que dispuesta a acceder.

Pero Bella no lo estaba y, si lo pensaba bien, Edward estaba casi seguro de que nunca había sido una mujer accesible, no para él, por lo menos.

La sensación de frío le invadió de nuevo y tembló. Apartó esa idea de su mente y recordó que sólo le quedaba un mes. Si no practicaba un poco, no volvería a estar preparado para la vida real cuando por fin recuperase la suya.

Tuvo que decirse que no era Emmett. No, el era Edward Cullen, el Romeo de la prensa del corazón. Y las mujeres eran poco más que juguetes en sus manos. Ese pensamiento le hizo subir la adrenalina, como la sentía cuando salía de caza. Alzó la barbilla, permitió que la comisura de los labios se curvase en una leve sonrisa y subió los peldaños de dos en dos. No era eso lo que Bella esperaba. La vio intentar ponerse de pie y retroceder, insegura de lo que se traía entre manos. Eso le beneficiaba, siempre estaba bien pillarlas con la guardia baja.

Antes de que Bella alcanzase a hacer su maniobra el se dejó caer a su lado, en el escalón superior, la tomó de la mano y entrelazó sus dedos con los suyos. Intensificó un tanto la sonrisa.

—¿Por qué no salimos juntos? —preguntó—. Esta misma noche.

Bella abrió la boca para hacerle saber, muy probablemente, que se había vuelto loco, pero el la corto apoyando uno de sus dedos en su rosada boca. Vio que sus ojos se oscurecían y que jadeaba de un modo apenas perceptible. Notó la pincelada de color que había teñido sus mejillas y, como si de un truco de magia se tratase, todo volvió a él. Era otra vez el Romeo de la prensa del corazón y no había perdido ni un ápice sus poderes.

—No digas nada —le pidió Edward en un susurro—. No digas ni una sola palabra —musitó, con el aliento tan cerca de los cabellos de Bella que los hizo vibrar—, hasta que esa palabra sea un «sí».



********
aaahhhh Que va a decir nuestra Bella??
Dira que si??
La va a cortejar como le recomendo Jasper??
uuuuhhh emocion!
Comenten si?
Besos
Las quiero
*NENY W CULLEN*

12 comentarios:

..//((^aLexcullen^))//::.. dijo...

aaaaaaaa tan sorprendente como siempre de verdad Neny eres genial dios!!!! solo a ti se te podria ocurrir me da gusto de verdad que hayas salido de tu trance por asi decirlo eres GENIAL o mas ke eso jojojojo sale chika cuidate muxooooo ok y grax por todo se te kiere bay

Anónimo dijo...

oooooooooo em encanto..... no tengo palabra me gusto mucho espero q Bella acepte!!!!

Beth dijo...

Como decir que no? Imposible resistirse.
Fantástico Neny, como siempre.
Besazos

Beth dijo...

Como decir que no? Imposible resistirse.
Fantástico Neny, como siempre.
Besazos

Anónimo dijo...

Pues yo espero que Bella aguante y no caiga en las manos de romeo, no se merece tener a una mujer asi hasta que no cambie esa actitud de ser superior que tiene. Y cuando pase eso ya le puede decir que si, jajaja
besossssssss

Anónimo dijo...

porfin algo de romanticismo....me encanta neny =)

Electrica Cullen Black dijo...

Maravilloso capitulo como siempre... le esta bien empleado eso de sentirse inseguro... y espero que Bella logre resisitirsele un poquito más... para que no se le vuelvan a subir los humos de Don Juan.jajaj
TQM

romii dijo...

pues más le vale que no acepte así como así!!! que se haga valer!!!! me revienta cuando los hombres se hacen los "soy el mejor" como si... uno no pudiera vivir sin ellos grrr... pero bueno, confio en que bella no sea una chica estúpida jajaja... creo que sin dudas el momento que más me ha gustado a sido la noche de tormenta jajaj... bueno neny, besotes y nos leemos espero quepronto =)

Anónimo dijo...

hay a mi me encanto como siempre jej
ojala i pueds publicr pronto
bie..

Marie Emma Cullen dijo...

hi!!!!!
akabo de empezar a leer tu blog..
sinceramente.. esta de lujo!!!!!!!
ojala io eskribiera komo tu!!!!
oie: yo tambien tengo un blog: corazondecristal-brisacristal.blogspot.com
ojala y cuando puedas pasas x mi blog i me ayudas en una k otra cosilla..
voi a empezar una nueva historia y me gustaria de tus komentarios o kritikas konstructivas
bueno.. sigue kn tu maravilloso blog me fasina!!!!!!!
bii3!!!

Maryu dijo...

Hola neny me llamo maryuri soy de Colombia, me encanta tu blog, son super maravillosas tus historias, ahora soy tu fan, todas me gustan pero en especial protegiendo al amor, espero que puedas subir mas capis pronto.
tambien te quiero decir que oro mucho por tu mama y por ti, espero que se recupere pronto y que las cosas se solucionen.
ojala puedas escribirme un saludo en tu blog alguna vez.
muchas gracias por todo
besosss

Diosa de la luna dijo...

wow!
me nkanto el kpi
pero debo reconocr ke ese Edward aveces me saca d mis casillas
pero kien c le puede resistir?
jajajaja

Afilianos ^^

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