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Las Incondicionales

martes, 1 de junio de 2010

Capítulo 15 Busqueda

Ok, Chicas, lamento realmente la tardanza si, y me alegro ver que aun asi hay coments...muchas gracias. Les cuento que estoy bloqueada a morir. Tengo una sequia asquerosa de ideas. Pense que al cambiar la imagen del blog ayudaria a darme nuevas ideas, pero no ha servido de mucho :S.
En Fin, 1º agradecer a Mixxii querida por ayudarme a arreglar el blog.A Electrica por echarme animos cuando estoy mal y animarme a seguir LAS QUIERO 2º les dejo mi correo para quienes quieran agregarme al msn y me quieran ayudar con ideas para los capis siguientes. 3º PAME, me encantaria ayudarte con lo que se...aunque no sea mucho, agregame y veremos como podemos hacerlo. Vale?
Ya no las aburro mas. las quiero mucho mucho
NENY
AH! y bienvenidas a las chicas nuevas!
Bessos y disfruten el capi









Capítulo 15 Busqueda


Edward se dio cuenta que habia leído demasiados libros suspenso y espias . Esas viejas tramas llenas de espionaje y contraespionaje, buenos y malos, genios diabólicos y héroes dispuestos a darlo todo en nombre de la libertad, eran exactamente las que le pasaban a Edward en esos momentos por la mente.

De otro modo, jamás se le habría ocurrido creer que alguien lo seguía ni habría entrado en el lavabo por una puerta y salido por la otra con la intención de despistarlo. De otro modo, no se habría pasado todo el tiempo volviendo la cabeza por encima del hombro para ver si alguien lo vigilaba mientras acudía a la cita con Seth.

Mientras doblaba una esquina del recinto se pregunto si los espias sentían alguna vez una sensación de culpabilidad como el se sentía ahora mismo. No lo tenía claro. Los espías tenían fama de mantenerse fríos ante las adversidades. Les importaban más sus misiones que ellos mismos o que otras personas.

Viendolo desde ese punto de vista el jamás llegaría a ser uno. Rapidamente sacudió los hombros para librarse de la incómoda sensación que le agarrotaba. Por más que se recordara que Bella era una profesional y que las profesionales sabían cuidar de sí mismas, se sentía culpable de haberla dejado en los brazos de aquel monstruo gigantesco y musculoso que la había levantado en el aire para sacarla del tumulto.

No es que apreciara la intención del tipo de sacarla del tumulto, por que incluso con esa tremenda imagen de duro y bocazas lo único que el hombre intento fue sacar a la chica del peligro y ponerla a salvo. Además gracias a su buen corazón Edward tuvo la ocasión perfecta para huir.

Aun asi la sola idea de haber abandonado a Bella le pesaba enormemente en la conciencia y en el corazón, especialmente cuando sabia que lo que en realidad deseaba era tomarla en sus brazos y protegerla para siempre. Esperen… ¿Para siempre?

Esas dos palabras lo paralizaron. Se detuvo en mitad del pasillo. Para siempre era mucho tiempo.
Rapidamente intento olvidarlo y no dejar que el tiempo pasara

Recapituló: había escapado y se dirigía a la Sección 545. No podía pensar en el «para siempre», era demasiado porque no disponía de un «para siempre». Tenía sólo unos pocos minutos para encontrarse con Seth y contarle todo lo que era imprescindible que supiese. Por el momento, bastaba con preocuparse por eso.

—Quinientos cuarenta y dos, quinientas cuarenta y tres, quinientas cuarenta y cuatro —decía para sí a medida que comenzaba a caminar nuevamente.

Justo enfrente de la Sección 545 había una puerta amarilla de metal con un letrero en el que se leía «Material». Edward aún estaba leyendo el cartel cuando la puerta se abrió y la cabeza morena de Seth aparecia con sigilo.

—¡Edward! —lo llamó—. ¡Por aquí!

Edward se sintió aliviado y su sentimiento de culpa desapareció. Al igual que los espías, él también tenía una misión y, en aquel momento, lo único que importaba era dicha misión. Volvió la cabeza por última vez para ver si Bella lo seguía, se metió dentro del cuarto de material y cerró la puerta a sus espaldas.

********

Cuando entró en el lavabo de hombres, el tipo del piercing en el pezón acababa de encender el porro que le colgaba de la comisura de los labios. Al reconocer a Bella se quedó un momento asombrado pero, con sus prioridades siempre por delante, acercó el mechero al porro, inspiró profundamente y sonrió.

—Vaya, vaya vaya… pero si es la señora de la camiseta de los osos de peluche... —Le dio otra larga calada al canuto y mantuvo el aire unos segundos en los pulmones—. ¿Qué haces? ¿Por qué escondes esos ositos tan lindos debajo de la camiseta de un luchador? ¿Temías que pudiera encontrarte con demasiada facilidad?

—Sí, hay cosas a las que uno debe temer. —Bella puso los ojos en blanco para dar más énfasis a sus palabras, aunque sabía que el tipo seguramente no lo notaría. Tenía los ojos demasiado vidriosos como para poder reparar en ese tipo de detalles.

Quizás estaba demasiado drogado como para darse cuenta de lo que ourria. Bella lo miro a los ojos y realmente sintió que la mala suerte habia regresado. Lo que menos necesitaba ahora era tener que lidearselas con un tarado pasota. Agarró el bolso con fuerza y avanzó para salir.

Rapidamente se movió hacia su derecha y el tipo lo hizo hacia su izquierda bloqueándole el camino. Ella se movió hacia la izquierda y él lo hizo hacia la derecha. Habría sido más fácil encontrar una manera de eludirlo si no hubiese sido un muro de cuero negro, tatuajes y músculos. Era unos dos palmos más alto que ella, y el doble de ancho incluso en uno de esos días en que estaba más hinchada de la cuenta debido a la tensión premenstrual.

Bella apretó los dientes. Él notó su frustración y soltó una carcajada tan fuerte que el dragón rojo y azul de su estómago se onduló. Luego se apoyó en la puerta y dio otra calada al porro.

—A donde vas tan deprisa…. ¿ realmente crees que puedes librarte de mí de ese modo, y más después de cómo me trataste en la cola de entrada? Fuiste muy brusca, señorita de los ositos de peluche. No se puede ser tan desagradable. —Bella sintió como la observaba de arriba abajo como si esperaba que con eso ella se pusiera nerviosa. Y eso habría sucedido si Bella tuviese el tiempo para hacerlo. Pero tal como estaban las cosas, lo único que deseaba era volver de nuevo al pabellón y buscar a Edward.

Con un gruñido de impaciencia, Bella se volvió sobre sus talones y caminó hacia la otra puerta. Pero antes de poder llegar a ella el giganton se adelanto y le cerro el paso.

-Tu eres la que causo todo el revolcón alla afuera no?- pregunto con una sonrisa burlona mientras le tiraba el humo de porro en la cara- Por eso te escondes verdad?
-¿Y tú por qué te escondes? ¿Para fumarte el porro? —preguntó ella tratando que la dejara en paz

—Pues claro que sí. —El tipo sonrió. Alzó el porro a la altura de los ojos, lo miró amorosamente y luego se lo ofreció a Bella—. Tienes huevos, eso está claro, señora de los ositos de peluche. ¿Tienes ganas de fiesta?

—No, lo único que quiero es salir de aquí —respondió ella entredientes, sacudiendo la cabeza—. Busco a una persona y tengo que encontrarla enseguida, o sea que si me disculpas...

Intento que con eso funcionara y dio un paso para esquivar al tipo pero él, de nuevo, le cerró el paso. Parecía divertirse de lo lindo molestándola pues soltaba grandes carcajadas. Bella aguantó el chaparrón porque lo último que le faltaba era montar una escena, pero cuando hizo un último intento de sortearlo y él la agarró por el brazo empujándola con fuerza, realmente se hartó.

—Muy bien, ¿quieres jugar? —Bella se sacó la mano de encima y retrocedió, lejos del alcance del tipo. Se puso las manos en los costados y se detuvo con los pies separados.

Sin apartar la vista de aquella montaña vestida de cuero que intentaba intimidarla, metió la mano en el bolso y hurgó en él hasta que encontró su placa dorada. Luego, con un rápido movimiento, la sacó y se la plantó ante las narices.

—Agente especial Isabella Swan, del FBI —le grito en su cara. El grandullón abrió tanto la boca que el porro se le cayó de entre los labios y no hizo nada por recuperarlo. Miró fijamente a Bella, y su rostro pasó de enrojecido a pálido en décimas de segundo.

—¡Mierda santa! —exclamó. Era una pena que el elemento sorpresa no fuese considerado una cura científica, ya que hacía volver a la realidad al más colocado. Siempre funcionaba. El tipo recuperó la sobriedad al instante. El contoneo desapareció de sus hombros, el tono fanfarrón de su voz y sus ojos se llenaron de pánico—. Mierda santa, ¿no serás una...? ¿Eres una...? No vas a arrestarme por esto...

—¿Por tráfico de drogas? ¿Por asalto a una agente federal? ¿Por obstrucción de la justicia? —Bella le mencionó todos los delitos que acudieron a su mente sin poder evitar sonreir en sus adentros. No podría probar ninguna de esas acusaciones, y ella lo sabía, pero el tipo no tenía por qué saberlo. Tenía que aprovecharse de él mientras pudiera—. ¿Cómo te llamas? —le preguntó.

—Felix, señora. —El tipo tragó saliva—. Felix Sedgewick Tercero.

—¿Felix Sedgewick Tercero? —Aquel nombre no encajaba con los ajustados pantalones de motorista—.Felix—dijo con el tono de voz adecuado y el tipo de sonrisa que le habían enseñado a utilizar en la Academia, una sonrisa cuyo objetivo era inspirar confianza para que incluso el más beligerante de los testigos la considerase una amiga—. Verás, Felix. Yo te ayudaré pero tú tienes que ayudarme a mí.

—No soy un chivato. —grito el hombre sin una pizca de convicción haciendo que la sonrisa de Bella apareciera en su rostro. Resultaba difícil tomarse en serio a un tipo que calzaba botas de cuero negro hasta las rodillas y temblaba—. Es posible que en mi vida haya cometido algunos errores pero eso no significa que vaya a contarle...

Bella alzó una mano y lo interrumpió con una seña. No tenía tiempo para escuchar la historia de aquel tipo.

—No tienes que contarme nada, lo único que tienes que hacer es moverte para que yo pueda salir y seguir haciendo mi trabajo. ¿Lo harás, Felix?

Asintió pero no se movió.

Bella se recordó que, con toda probabilidad, el hombrecito no era ni seria un hombre listo. Y estaba más colocado que el demonio. Eso era lo único que le permitía aferrarse a la poca paciencia que le quedaba.

—Ok, te diré una cosa, Felix. Yo voy a fingir que nunca he visto ese porro y fingiré que nunca me has agarrado por el brazo, pero si lo hago, a cambio tú tienes que hacer algo por mí.

—De acuerdo —asintió Felix sin dudar ni un solo segundo.

Las cosas empezaban a mejorar y por fin Bella notó que la tensión de sus hombros disminuía.

—Tienes que moverte —le instó, con un gesto de la mano—. Estoy buscando a alguien, ¿sabes?

—¿Es alguien peligroso? —preguntó él abriendo mucho los ojos.

—¿Peligroso? —No era la palabra que habría utilizado para calificar al tarado de Edward, pero cuanto más pensaba en ello, más le parecía que encajaba—. Sí, es peligroso —le dijo al motoquero, pero no se molestó en comentar que el máximo peligro lo corrían ella, su equilibrio mental y los deseos de su corazón. A un motorista colocado no tenía por qué explicarle nada más.

—Bueno, pues te ayudaré.

El ofrecimiento de Felix la pilló desprevenida. Bella se acercó como si no estuviese segura de haber oído bien con el ceño fruncido

—¿Cómo dices?

—Para mí será un orgullo ayudarla, señora. —Felix se estiró y echó los hombros hacia atrás—. No puedo permitir que una cosita como usted se meta sola en una situación peligrosa. Dígame a quién quiere cargarse y yo...

—Uf, Felix, espera —le interrumpió ella antes de que dijese una palabra más. No quería pensar siquiera en lo que a el se le había ocurrido—. Lo único que quiero es encontrar a una persona. No voy a arrestar a nadie ni quiero que nadie se lo cargue. Se trata de un hombre. El que estaba a mi lado cuando hacíamos cola.

Felix entrecerró los ojos para intentar recordar.

—¿El tipo de la camisa roja, quiere decir? ¿Ése un poco raro, con gafas?

Si hubiese tenido tiempo, definitivamente a Bella le habría encantado hacer una pausa y saborear la posible reacción de Edward ante aquella descripción. Se prometió que más tarde se reiría de ello.

—Sí, ese tipo. ¿Lo has visto?

—No —respondió el tipo después de pensar un instante—, pero puedo ayudarla, señora. Si quiere, puedo ayudarla a encontrarlo.

Bella sabía que no era buena idea. Nunca era inteligente implicar a civiles en asuntos policiales, por más insignificante que pudiera parecer la implicación. Pero el pabellón era un lugar enorme y había perdido de vista a Edward hacía ya demasiado rato. Siendo dos, podrían abarcar más terreno.
Asintio rápidamente, asumiendo que tendría que asumir algunas consecuencias.

—ok, pero solo quiero encontrarlo, ¿comprendes, Felix? —Le dedicó una mirada larga y dura esperando hacerse entender—. Nada de peleas ni cosas por el estilo. ¿Entiendes? —El asintio y Bella avanzó hacia la puerta—. Entra en los otros lavabos de hombres y pregunta a todo el mundo. Yo hablaré con la gente de los tenderetes. Volveremos a encontrarnos aquí dentro de un cuarto de hora.

—Sí, señora!!

Bella estaba mas que segura que Felix la habría saludado a lo militar si ella le hubiese dado el tiempo pero solo camino hacia la puerta y el se hizo a un lado para dejarla pasar.

—Ah! Y Felix??- el la miro preocupado y ella señalo el cigarro en el suelo- Haz desaparecer ese porro —

—Sí, señora. —Felix pisó el canuto, lo recogió y lo tiró a la papelera más próxima.

—Y ahora, vamos. —Bella se hizo a un lado para que Felix saliese primero. Esperó un par de segundos y luego lo siguió. Prefería no tener que explicarle a nadie qué hacia en el baño de hombres con un tipo como el.

Al salir, hizo una pausa lo bastante larga para tomar aire y tranquilizarse. Ya volvía a estar dispuesta a reemprender el trabajo. No había caminado ni tres pasos por el corredor cuando oyó la asombrada voz de Alice a sus espaldas.

—¿Rose? ¿Qué demonios hacías con ese tipo en el baño de hombres?

*******************

—Así que ésta es la historia. Eso es lo que necesito que hagas.

Seth asintió y cerró la pequeña libreta forrada de cuero en la que había escrito abundantes notas mientras Edward había estado hablando. No formuló preguntas y, aunque a Edward no se le escapó el destello en sus ojos cuando vio lo que se traía entre manos, no perdió el tiempo expresando su admiración con palabras. Típico de Seth. Era tan inteligente como el que más, pero siempre prefería quedarse en segundo plano, poniendo en marcha las cosas sin darle demasiado bombo al proceso.

Fue justo lo que el esperaba y lo agradeció. No tenían tiempo para conversaciones triviales.

—Puedo ocuparme de ello esta mismisima noche, desde el hotel —dijo su amigo—. Llamaré a Suiza. Demitri se alegrará de poder ayudarnos. —Seth sonrió y Edward supo qué significaba esa sonrisa.
Demitri vivía muy bien gracias a las cuantiosas comisiones que ganaba por administrar una pequeña parte de la fortuna de Edward. Seguro que colaboraría, el lo sabía, aunque la llamada a Zúrich tuviera lugar en una hora intempestiva.

—Gracias, Seth. No sabes cuanto lo agradezco. Te agradezco todo lo que has hecho. —Edward palmeó la espalda de su amigo. Se hallaban en una habitación en la que había un gran aparato de refrigeración, escobas, mochos, fregonas, cajas de fusibles y cables. Edward y Seth estaban más bien apretujados, este último sentado en un cubo de basura tamaño industrial mientras que Edward estaba de pie con la espalda contra la puerta—. Nunca imaginé que necesitaríamos ese plan tuyo tan idiota —admitió—. Me alegro de que me lo sugirieses.

—Ya no parece tan idiota, ¿verdad? —Con un gesto de la mano, Seth pasó por alto el comentario de Edward, que casi increíblemente había sonado a disculpa—. Lo que me alegra es que estés en manos de los buenos y no de los malos. He estado muy preocupado, Cullen. Todos hemos estado muy preocupados. De repente, un falso repartidor de pizzas intenta matarte en la oficina, luego desapareces. —Sacudió la cabeza, desconcertado—. No imaginas el alivio que sentí cuando me llegó el cargo de la tarjeta de crédito. Cada día iba a la central de correos de la empresa y preguntaba si había llegado algo a mi nombre. Debían de pensar que me había vuelto loco. Entonces, un buen día, como por arte de magia, llegó el comprobante.

Edward miró por encima de su hombro. Al otro lado de la gruesa puerta de metal se oían voces y pasos. Eso significaba que el espectáculo estaba a punto de terminar y que ya no disponía de más tiempo. Tenía que sacar de allí a Seth antes que Bella los encontrara. No quería que le hiciera preguntas, mucho menos en aquel momento, pues estaba a punto de arreglarlo todo.

—Rayos....Me gustaría que tuviésemos más tiempo, maldita sea! —Edward se pasó una mano por el pelo. Había pasado ya algún tiempo desde que se lo cortaran en la central del FBI en Nueva York. Por detrás, ya le llegaba al cuello de la camisa y, por delante, le caía sobre la frente. Se lo apartó con una mano—. Me gustaría saberlo todo sobre ese proyecto del Mar del Norte, y sobre la adquisición de Megatron. También me gustaría enterarme de lo del simposio, no me creo que Gates tuviese el aplomo de presentarse allí, delante de todo el mundo y...

—WWoooouu -Seth solto una risita complice- Me alegro de que nada haya cambiado .Eres el mismo Edward de toda la vida. Me alegro de que estés bien.

—Depende de cuál sea tu definición de «bien». —En el momento en que cruzó aquella puerta se había quitado sus ridículas e incómodas gafas. Se frotó el puente de la nariz con dos dedos—. Dios mío, Seth, nos tienen viviendo en un barrio de esos que yo no sabía ni que existían, tengo una casa con vistas panorámicas a una acería y...

De repente se calló antes de llegar demasiado lejos. No estaba seguro de qué había en lo más recóndito de su mente, pero algo le impidió decir una sola palabra más. Tal vez tema que ver con la forma en que Seth lo miraba cuando le había hablado del lugar donde vivía. Al parecer parecía atender a cada palabra. Pero, ¿de dónde salía ese interés?

Tan pronto como aquella idea cruzó su mente, la rechazo, se estaba volviendo como tan paranoico como Bella, que veía fantasmas en las sombras de las paredes, cuando todo lo que tenía que ver era que su amigo Seth había acudido a ayudarlo cuando más lo necesitaba.

Sintio culpa por creer que Seth podría ser el soplon y esperando enmascarar lo que parecía un gran abismo en la conversación, se echo a reir.
—... y la carrocería de un Chevrolet del setenta y nueve en el jardín.

—Lo siento, jefe. —su amigo contuvo la risa. Miró de nuevo a Edward e intentó borrar de su rostro cualquier vestigio de sonrisa. Pese a que había querido tomárselo en serio, casi se había carcajeado.

En sus ojos brilló un deje de auténtica diversión y Edward suspiró aliviado. Maldita fuera Bella, haciéndole estar siempre pendiente de peligros que no existían. Era ella quien le había hecho cuestionarse la lealtad de quien era su mejor amigo desde hacía muchos años.

—Y si piensas que eso está mal, tendrías que ver el resto del barrio. —En aquellas revelaciones había algo que le hacía sentir poderoso, el controlador de la situación. Al demonio con la cautela. Al demonio con los rodeos. Al demonio con Bella. Seth era su amigo y podía contárselo todo para demostrarle a ella que nunca lo traicionaría—. La casa de enfrente es de un color amarillo tan horrible...

—Lo siento de veras. —Seth ya no podia controlar la risa. Alzó una mano para pedirle a Edward que callase hasta recuperar la compostura—. Lo siento, pero cuesta tanto imaginar todo eso. Cuando te vi en la platea, ni siquiera estaba seguro de que fueses tú. Esa horrible camisa y esas gafas... —Sacudió la cabeza, asombrado—. Hacerte vivir así demuestra lo locos que están.

—No ha sido fácil, Seth, te lo juro. —Le sentaba bien estar con alguien que comprendiese lo que había tenido que sufrir—. Cuando todo esto termine, lo celebraremos. Iremos al albergue de Canadá y podrás traer a tu mujer y a los niños..
.
—¿Y tú? ¿A quién traerás?

La pregunta de Seth lo pilló por sorpresa. Miró a su amigo y vio que le brillaban los ojos y que había esbozado una leve sonrisa, pero Edward lo conocía lo suficiente como para descifrar esa contemplativa expresión. Seth era perspicaz con su vida íntima como lo era en los negocios. Para tratarse de una persona sincera como un libro abierto, sabía cómo sonsacar información.

—¿Cómo lo has sabido?

Seth salto del bote de basura y metió la libreta en el bolsillo trasero del pantalón, se compuso la camiseta amarillo neón.

—No es necesario ser un genio. Vi cómo intentabas ayudarla cuando se produjo la refriega en el pabellón. Tu manera de mirarla... Bueno, hace mucho tiempo que te conozco, te he visto con cantidad de mujeres, pero nunca has mirado así a ninguna de ellas.

Edward se encogió de hombros. Como respuesta no era gran cosa y Seth no estaba dispuesto a aceptarla. Hizo una pausa, esperando que su jefe dijese algo más y éste se preguntó dónde se había metido. Acababa de convencerse de que podía contárselo todo, ¿pero podía contarle también aquello? ¿Podía hablarle de Bella?

En cierto modo, se sintió más vulnerable hablando de ella que contándole dónde vivía. Pero estaba en deuda con su amigo, estaba en deuda con él por el trabajo de tantos años y por haberse presentado allí esa noche. Estaba en deuda con él porque había puesto en tela de juicio su lealtad y eso le hacía sentir muy culpable. Suspiro profundo y lo miro.

—Es una mujer increíble —dijo rápidamente —. Lista y obstinada y valiente y...

—¿Te has acostado con ella?- la pregunta de Seth lo dejo sin palabra por un momento. Edward no estaba acostumbrado a admitir derrota alguna, sobre todo cuando se trataba de mujeres

—¿Me creerías si te dijese que no? —respondió con dudas
.
—¡No, demonios! —rió Seth- Pero te creo cuando dices que es lista. Eso significa que será mejor que salgamos de aquí antes de que nos encuentre. —Se dirigió a la puerta—. Una cosa más, Edward . —Seth dudó con la mano en el pasador de la puerta—. ¿Estás seguro de esa mujer?

—No estoy seguro de nada. —Eso fue lo más cercano a admitir que, hacía unos minutos, tampoco estaba seguro de él. Se encogió de hombros para librarse de las dudas que le quedaban—. Ni siquiera lo estoy respecto a quién soy. —Se puso las gafas de nuevo—. Tal vez me he convertido ya realmente en Emmett Mcarty. Lo único de lo que estoy seguro es que te agradezco que me hayas ayudado. Gracias, amigo. —Le tendió una mano cosa que Seth tardo un poco en responder. Pero Edward se dijo que no habia porque dudar de el.

—Cuídate, ¿eh? —murmuró Seth, antes de salir.

Cuando Edward llegó al corredor, lo único que pudo ver de Seth fue el destello de su camisa amarilla mientras se dirigía a la puerta principal y salía a la sofocante noche de Forks.

¿Había cometido un error confiando en Seth? Edward hizo caso omiso de aquella pregunta, en cualquier caso, era demasiado tarde para conjeturar. Demasiado tarde para preocuparse. Lo único que importaba era ver si tenía tiempo de salvar a Jacob Black. Eso y lo que tendría que contarle a Bella cuando se encontrasen.

*******************************

—Oh por dios!! Mira que encontrarme de esta manera con mi primo Felix...

Bella rió con todo el entusiasmo que fue capaz de reunir; mientras, siguió observando a la multitud por encima de los hombros de Jasper y Alice. No le daba vergüenza mentir a las dos únicas personas a quienes consideraba de la familia en una ciudad donde su boda, sus antecedentes e incluso su identidad eran un montaje.

—Pero estabas en el lavabo de hombres...

Bella no tuvo que mirar a Alice a la cara para saber que estaba horrorizada. Su voz bastaba para transmitir el mensaje en voz alta y bien claro. A Bella le remordió un poco la conciencia, no por haber entrado en lo que, al parecer, era el territorio sacrosanto de los hombres, sino porque haberlo hecho había molestado a Alice.

Dejó de observar a la multitud para dedicar una tranquilizadora mirada a su vecina, después le dio una palmadita en el brazo.

—Ya me habría gustado hacerlo de otra manera, pero no podía defraudar a mi tío Ben y a mi tía Eleanor. Vi que Felix iba hacia el lavabo con un porro en la mano...

—Un cigarrillo de marihuana —comentó Jasper a Alice por si no lo habia entendido.

-Hay! Jasper sé lo que es. —Alice lo miró irritada y volvió a centrar su atención en Bella.

—Y no puedo permitir que lo arresten otra vez, por lo que intenté impedirlo. Ha sido cuestión de suerte. —Bella se inclinó hacia ellos y bajó la voz—. Los guardias de seguridad llegaron al cabo de un minuto. Lo habrían arrestado en un abrir y cerrar de ojos.

—Menos mal. —Tras atender a todas y cada una de las palabras de la historia, Alice se agarró del brazo de Bella con ambas manos—. ¿Pudiste ayudar al pobre muchacho?

—Sí, creo que sí. —Desde que había conocido a los vecinos, aquélla era la primera vez que estaba siendo absolutamente sincera con ellos—. Creo que le he dado buenos consejos.

—¿Y tú, estás bien? —Jasper estaba dispuesto a olvidar enseguida el incidente de Bella en el lavabo de hombres, por lo que suspiró aliviada—. Después de la pelea que hubo justo ahí, tú y Emmett desaparecisteis y estábamos preocupados.

—Yo también estoy un poco preocupada —dijo Bella mas para sí.

El espectáculo acababa de finalizar y la gente había empezado a salir del recinto. Varios grupos se arracimaban junto a los tenderetes. Después de tres horas de golpes y puñetazos, los aficionados estaban de lo más excitados. Gritaban y vociferaban, soltaban insultos y fanfarroneaban. Unos comenzaron incluso a pegarse, y Bella vio cómo los de seguridad corrían a controlar la situación.

Si con el corredor vacío había sido imposible encontrar a Edward, invadido por los hiperactivos fans de la lucha iba a ser mucho más difícil; por no decir imposible. Observó de nuevo a la multitud antes de volverse hacia Jasper y Alice.

—No han visto a Emmett, ¿verdad? —Ambos sacudieron la cabeza al unísono—. Mierda —gruñó Bella, y siguió rastreando.

—No te preocupes. —Jasper le dio una palmada en el brazo—. Emmett es un tipo listo aunque a veces no lo parezca. Ya sabrá cómo encontrarnos. Ahora que la velada ha terminado, volverá a los asientos en los que estábamos. Es la manera más lógica de encontrarnos y, además, nosotros tenemos el coche que ha de llevarlo a casa. Si nos quedamos aquí, nos encontrará enseguida.

Jasper tenía razón. Esperar era lo más lógico, mucho más lógico que correr de acá para allá por los pasillos de aquel enorme edificio. Si hubiese estado segura de que Edward podía volver a los asientos, se habría quedado tranquila, pero ¿y si no podía? Y si Vulturi ya lo tenia? Aquella pregunta la carcomía. Las dudas recorrían su piel como unos gélidos dedos, helándola hasta los huesos. ¿Y si no habían sido ellos solos los que habían ido a ver la velada de lucha? ¿Y si realmente Aro Vulturi se encontraba entre la muchedumbre, vigilando a Alex? ¿Y si...? Sintio el pánico recorrer cada uno de sus huesos. Sintio como llegaba al borde del precipicio del pánico y se detuvo. Ser presa del pánico no le haría ningún bien,; eso ya lo sabía. Vio a un policía de uniforme de Forks y pensó en pedirle ayuda. Llegados a ese punto, revelar la identidad de Edward y la suya propia era menos importante que encontrarlo con vida.

Se disculpó sin molestarse en explicarle a los vecinos dónde iba y se acercó al joven policía, pero antes que llegara hasta el Alice le grito a sus espaldas.

—¡Está aquí, Rose! ¡Emmett ya está aquí! ¡Y está con tu primo Felix!

Bella se volvió justo a tiempo de ver a Felix Sedgewick Tercero caminando entre la multitud, con una fina sonrisa en los labios, los hombros erguidos y llevando a Edward agarrado del cuello de la camisa. Aunque Edward no era un tipo pequeño, Felix contaba con la ventaja de haberse alimentado de comida basura toda su vida y de una expresión en los ojos que indicaba que se sentía comprometido con algo así como una misión divina. Medio tirando de él y medio arrastrándolo, lo dejó junto Bella.

—Buen trabajo. —Bella no pudo contener una sonrisa y alzó el pulgar en señal de triunfo.

Ahora Edward no sólo estaba vivo sino que se le veía tan avergonzado que Bella deseó haber tenido una de esas cámaras de usar y tirar con la foto de Malagasi Cobra. Si los momentos Kodak existiesen, aquel debería ser uno de ellos; Edward no estaba tan seguro. Se alisó las arrugas del polo, se enderezó el cuello y se pasó una mano por el cabello. Lanzó una furiosa mirada a Felix y otra igualmente cordial a Bella.

—Podría haberme desembarazado de él en cualquier momento —masculló—, pero no quise montar un numerito.

El alivio que Bella había sentido al verlo se posó en su interior y le calentó las entrañas, pero aquella gratificante sensación duró sólo hasta recordar lo mal que Edward se lo había hecho pasar.

—Qué comentario tan maricamente machista. —Dejó de lado sus sentimientos de cariño a cambio de una saludable dosis de ira que la recorrió como un relámpago. Sabía que si le decía una palabra más, se echaría a gritar como una posesa, por lo que se volvió hacia Felix y le dijo—: ¿Dónde lo has encontrado?

—Por ahí —señaló el grandulon—solo caminando por ahí.

—¿Solo?

—Sí.

—¿Lo has visto hablando con alguien?

Esta última pregunta fue la gota que colmó el vaso. Edward se plantó frente a lla y movió una mano ante sus narices.

—Hola —le dijo—. Estoy aquí. ¿Por qué no me preguntas a mí?

—Oh, sí, estás aquí —dijo Bella con todo el sarcasmo que pudo, a la espera de que él lo notase—. Qué curioso, la última vez que te vi, salías del auditorio. Qué cosa tan típica tuya, largarte así como así, sin decir nada. ¿Qué demonios crees que...?

—¿No vas a presentarnos? —Saludando con una sonrisa, Alice se metió entre Edward y Felix con Jasper siguiéndole los pasos—. ¿No es sorprendente que en un sitio tan concurrido como éste te encuentres precisamente con el primo de Rose?

—¿Qué primo? —preguntó Edward.

—¿Primo? —repitió Felix casi al mismo tiempo—. Y por cierto, ¿quién es Rose?

Había llegado el momento de dejar de pensar y pasar a la acción. Bella agarró al mastodonte por el brazo y lo llevó donde los demás no pudieran oírlos.

—Gracias, Felix —le dijo, estrechándole la mano. No se le ocurría otra manera más efectiva de insinuarle que el juego había terminado—. Sin ti, nunca lo habría conseguido.

—Sí, pero...

—No hay peros que valgan —le dijo ella con la típica mirada de agente del FBI—. Has hecho un buen servicio a tu país. No hagas preguntas. Lo tengo todo controlado. Así pues, deberías ir pensando en salir de aquí...
La mirada funcionó y Bella tomó nota de ella mentalmente para volver a utilizarla cuando fuese necesario.

—Sí, señora —asintió el hombre, antes de encaminarse hacia la puerta.

—Tenía que irse —les dijo Bella a los demás cuando volvió a reunirse con ellos—. El chico ha tenido un día muy ocupado.

—Todos tenemos que irnos —suspiró Jasper, dirigiéndose hacia la salida más cercana—. Con toda la emoción de venir aquí y luego esa pelea... No me había divertido tanto en toda mi vida. Ha sido excitante, ¿verdad? —Soltó una larga y ruidosa carcajada—. Esta noche voy a dormir como un tronco.

—Pues yo apuesto a que Rose y Emmett no dormirán como troncos. —Alice se volvió y le guiñó un ojo a Edward—. Esta chica no soporta perderte de vista ni un momento.

—¿De veras?

Definitivamente si Bella detestaba el aspecto petulante de Edward ahora lo odiaba con todo su ser al oir esa petulancia en su voz. Era la maldita petulancia en persona. Aunque se preguntaba dónde habría ido y qué habría hecho, sabía que sería inútil sonsacárselo.

Nunca se lo diría. Se acercó a él, lo tomó del brazo y salieron juntos del recinto.

—Pues sí, es cierto. —Le dedicó la sonrisa más dulce que fue capaz de fingir pasando por alto su enfado—. Y aquí y ahora, Emmett, voy a prometerte una cosa. “Esto” –dijo señalándose a ella y luego a el- No ocurrirá nunca más, voy a vigilarte siempre, aunque eso signifique esposarte a la cama.

—¿Eso es una promesa? —La sonrisa de Edward fue tan malévola como las centellas que brillaron en sus ojos.



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ok, chicas...que les parecio??
A mi en lo personal Edward Cullen me desespera!!!
En fin, ya se viene un lemmon pero aun estoy necesitada de ayuda.
Esta semana no las chantajeare pero la siguiente si.jajajja les parece.
No prometo cuando subire el siguiente por que no lo se.
BESOS LAS ADOROOOOO

GRACIAS POR COMENTAR

*NENY*

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Neny¡¡¡¡
Estoy saltando de alegria por ser la primera en comentar :-)
Primero que todo te envio animo y muchas vibras positivas para que se te prenda la ampolleta jejejjejeje y tengas nuevas ideas.
Me encanto el capitulo eres tremenda de buena jijijijiji
Te mando muchos cariños, besos y recuerda que hay muxas que esperan que subas los capitulos..
P.d: Edward tambien me pone de malas con esa forma petulante, pero esta reconociendo que siente algo x bella, es genial....
Espero luego los xantajes jejejje
Mical = Micky

Electrica Cullen Black dijo...

Neny cari ya me iba a dormir cuando decidí pasarme una vez más... ni sé cuantas llevo hoy jajaj y vi que subistes así que aqui me tienes, me voy corriendo a dormir... te quedó genial.

una cosa solamente... (espero que no te enfades por el comentario... lo hago con animo de ayudarte) me encanta el fondo pero cuando las letras amarillas caen sobre ellos cuesta leer.

Probablemente no pueda volver a conectarme hasta el domingo noche... Te quiero y que la inspi de acompañe!!!

..//((^aLexcullen^))//::.. dijo...

noo no se vale NENY eso no es justo como ke no sabes cuando volveras a publicar jojoj a por cierto si me podras ayudar eske la neta nose como hacer lo ke te comente en el pasado fik bueno si esta en tus posibilidades grax bay

Sonia dijo...

ooooooooooooooooooooo me encanto aunque te digo q estuvo super la parte de Felix me hubiera gustado q fuera mas larga bueno la parte donde Ed dijo lo de las esposas me puso a pensar q Yo tambien lo amarraria

romii dijo...

pero dios!!!!!!!!!!!!!
ese edward!!!! es ta irresponsable!!que no se da cuenta de lo que estresa a bella yo ya lo habría golpeado!!! agggg... pero a la vez es tan irresistible... seth... mmm... me tiene e duda, en serio es l malo?? no puede ser!!! jajaja... bueno neny espero ansiosa el siguiente =) bsotes y nos leemos pronto... tu hermana menor jajaj =)

Anónimo dijo...

ok!!! esta buenisimo me encanto y estoy triste porq no sabes cuando subiras los nuevos!!!!
me gustaria q cuando llegaran a casa tubieran una discusion horrible para q luego no aguanten mas y se dejen llevar por la pasion y el amor en una noche inolvidable!!!!!!

saracebo94 dijo...

me encanto! aunque Edward es algo tramposo ... pero me encanta =P ojala subas pronto el nuevo capi y el de amor a toda prueba

Anónimo dijo...

me encanto pero quiero saber cuando subiras mas estoiy q me muero de la curiosidad!!!! x0x0x0x0x0x0x0x

Anónimo dijo...

oh neny, ya me he puesto al dia con el fic, y he de decir que me han encantado los ultimos 4 capitulos, me encanta como se esta poniendo la cosa.jajaja
solo espero que cuando los encuentre vulturi, porque estoy segura que los va a encontrar, no los haga sufrir mucho y las cosas se solucionen.
besosssss y animo

Anónimo dijo...

Bueno comento ahora xqe como qe recion lo leo.. mucha tarea =(. Y tranqui te esperamos va yo por lo menos si. Bueno el capi! besoo
Erii!!

Afilianos ^^

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